CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

MI BURRA FILOMENA

Mi burra Filomena

Estaba un día en misa

En misa y a confesar.

Ella era más hermosa

Que el coral.

Por eso, el señor cura

La pretendía

Y le había dicho

Al terminar:

Alma amada

¿Me guisaría su conejo?

-Ay, padre

Que cosas usted me dice.

Mi conejo está vendido

En sombra y en soledad.

Le sostienen dos columnas

Que dan vida a este mi templo

Que usted no deja de mirar.

¿Qué tal le parece mañana

A la hora del Ángelus

Cuando mi marido no está?

-Me parece muy bien, hija mía

Pues ya llevo tres pajas hechas

Y en la mano un maná.

-Pero, padre, será por la espalda

Porque en estilo misionero

Me puede usted dejar preñada

Que no quiero traer más hijos

Porque si son machos

Serán jumentos

Que no saben otra cosa que follar

Si son hembras, burras

Que saben muy bien hacer

Las tareas del hogar

Lavar, planchar

Coser y bordar

Y ordeñar burros y jumentos.

Ya se ha acabado la misa

Y el confesar.

De penitencia el padre

Le ha prometido Amor.

En esto y por esto

Le ha llenado el alma

La ilusión

De sentir ya cómo mañana

El padre se la meterá

Por detrás.

Ella sabe que, después, se quedará

Sin vida y sin corazón

Contándole sus penas

A un jilguero

Que morirá y renacerá

Entre dos huevos.